domingo, 20 de abril de 2014

Capítulo III Verso 1

Arjuna:
Si juzgas, oh JANARDANA (1) que el conocimiento es superior a la acción, ¿por qué me induces a cometer semejante acto de crueldad?

Notas:
(1) Palabra sánscrita que significa dispensador de bienes, sobrenombre de KRISHNA.

jueves, 17 de abril de 2014

Capítulo II Verso 72

Esto es lo Eterno, oh ARJUNA; aquel que lo logra nunca más se halla expuesto a turbaciones ni engaños, y al llegar la hora de su muerte física queda absorbido en la Divinidad.

miércoles, 16 de abril de 2014

Capítulo II Verso 71

Quien extirpa todo deseo y vive libre de egoísmo, aflicción y vanidad, obtiene la suprema paz.

martes, 15 de abril de 2014

Capítulo II Verso 70

Únicamente logrará la paz aquél en cuyo corazón van a extinguirse todos los deseos, como mueren las aguas torrenciales en el impasible océano, siempre lleno, pero sin desbordarse jamás.

domingo, 13 de abril de 2014

Capítulo II Verso 69

Lo qué es noche para las multitudes, es día para el hombre disciplinado; cuando en vigilia están los demás seres, es noche (24) para el sabio vidente

Notas:
(24) La noche de la ignorancia, las tinieblas de la pasión y de lo ilusorio.

sábado, 12 de abril de 2014

Capítulo II Verso 68

De consiguiente, aquel cuyos sentidos están por completo desapegados de los objetos de sensación, aquél, en verdad, descansa en el sereno conocimiento de sí mismo.

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo II Verso 67

Aquel que abandona su mente al ímpetu de los turbulentos sentidos, ve pronto extraviada su razón como barquilla arrastrada por las olas de un mar embravecido.

viernes, 4 de abril de 2014

Capítulo II Verso 66

No hay conocimiento cuando falta la armonía; sin armonía no puede haber contemplación, sin ésta no puede haber paz, ¿y cómo puede ser feliz quien carece de paz?

miércoles, 2 de abril de 2014

Capítulo II Verso 65

Una vez alcanzada se extingue toda pena y cuando el corazón permanece tranquilo, la mente alcanza asimismo la paz.

martes, 1 de abril de 2014

Capítulo II Verso 64

Pero el que dueño de sí mismo se mueve entre los objetos de sensación, con los sentidos libres de gusto y repugnancia, sojuzgados por el Yo, logra la serenidad.