La Suprema
Personalidad de Dios dijo: La valentía;
la purificación de la existencia propia; el cultivo del conocimiento
espiritual; la caridad; el autocontrol; la ejecución de sacrificios; el estudio
de los Vedas; la austeridad; la sencillez; la no violencia; la veracidad; el
estar libre de ira; la renunciación; la tranquilidad; la aversión a buscarles
defectos a los demás; la compasión; el estar libre de codicia; la mansedumbre;
la modestia; la firme determinación; el vigor; el perdón; la fortaleza; la
limpieza; y el estar libre de envidia y del ansia de honor: estas cualidades
trascendentales, ¡oh, hijo de Bharata!, les pertenecen a hombres piadosos que
están dotados de naturaleza divina.
SIGNIFICADO
Al principio del
Capítulo Quince se explicó el árbol baniano de este mundo material. Las raíces
adicionales que salen de él se dijo que eran como las actividades de las
entidades vivientes: unas auspiciosas, otras poco auspiciosas. Además, en el
Capítulo Nueve se describieron los devas, o seres divinos, y los asuras, los
seres no divinos, o los demonios. Ahora bien, según los ritos védicos, las
actividades que se realizan en el plano de la modalidad de la bondad se
considera que son auspiciosas para progresar en la senda de la liberación, y
esas actividades se conocen como daivi prakrti, trascendentales por naturaleza.
Aquellos que están situados en el seno de la naturaleza trascendental,
progresan en la senda de la
liberación. En cambio, para aquellos que actúan en los planos
de las modalidades de la pasión y la ignorancia, no hay ninguna posibilidad de
liberarse. Ellos tendrán que, o bien permanecer en este mundo material como
seres humanos, o bien descender a las especies de animales o a formas de vida
aún inferiores. En este Decimosexto Capítulo, el Señor explica tanto la
naturaleza trascendental y sus cualidades concomitantes, como la naturaleza
demoníaca y sus cualidades. Él explica también las ventajas y desventajas de
esas cualidades.
La palabra
abhijatasya es muy significativa en relación con alguien que ha nacido con
cualidades trascendentales o tendencias divinas. El proceso para engendrar a un
niño en una atmósfera divina se conoce en las Escrituras védicas como
Garbhadhana-samskara. Si los padres quieren un hijo que tenga cualidades
divinas, deben seguir los diez principios recomendados para la vida social del
ser humano. En El Bhagavad-gita también estudiamos antes, que, la vida sexual
que se tiene para engendrar un buen hijo, es Krsna mismo. La vida sexual no se
censura, siempre y cuando el proceso se emplee en el cultivo de conciencia de
Krsna. Al menos aquellos que tienen conciencia de Krsna no deben engendrar
hijos como los perros y los gatos, sino que deben hacerlo de modo que esos
niños puedan volverse conscientes de Krsna después de nacer. Ésa debe ser la
ventaja de los niños que nacen de unos padres que están absortos en el plano de
conciencia de Krsna.
La institución
social conocida como varnasrama-dharma —la institución que divide a la sociedad
en cuatro categorías de vida social y en cuatro categorías de ocupaciones o
castas— no es para dividir a la sociedad humana según el linaje de cada cual.
Esas divisiones se hacen según las aptitudes que se tienen en el campo de la educación. Su
función es mantener a la sociedad en un estado de paz y prosperidad. Las
cualidades que aquí se mencionan se describen como cualidades trascendentales,
cuyo objeto es que la persona progrese en el campo de la comprensión espiritual
de manera que pueda liberarse del mundo material.
En la institución
varnasrama, el sannyasi, o la persona que se encuentra en la orden de vida de
renuncia, se considera que es el líder o el maestro espiritual de todos los
estados y órdenes sociales. El brahmana se considera que es el maestro
espiritual de los otros tres sectores de la sociedad, es decir, de los
ksatriyas, los vaisyas y los sudras, pero el sannyasi, que está a la cabeza de
la institución, se considera que es el maestro espiritual incluso de los
brahmanas. El primer requisito que debe cumplir un sannyasi es el de no tener
miedo. Como un sannyasi tiene que estar solo, sin ningún respaldo ni garantía
de respaldo, simplemente tiene que depender de la misericordia de la Suprema Personalidad
de Dios. Si él piensa: "Después de abandonar mis vínculos, ¿quién me
protegerá?", él no debe adoptar la orden de vida de renuncia. Uno debe
estar plenamente convencido de que Krsna, o la Suprema Personalidad
de Dios, en Su aspecto localizado de Paramatma siempre está dentro de uno, que
Él lo está viendo todo y que Él siempre sabe lo que uno piensa hacer. Se debe
tener, pues, la firme convicción de que Krsna en forma de Paramatma se va a
ocupar de un alma que está entregada a Él. "Nunca estaré solo" —debe
pensar uno—. "Incluso si vivo en las regiones más oscuras de un bosque,
Krsna me acompañará y me dará absoluta protección". Esa convicción se
denomina abhayam, valentía. Ese estado mental es necesario en una persona que
se halla en la orden de vida de renuncia.
Luego, el sannyasi
tiene que purificar su existencia. Hay muchísimas reglas y regulaciones que se
deben seguir en la orden de vida de renuncia. Lo más importante de todo es que
un sannyasi tiene estrictamente prohibido el relacionarse íntimamente con una
mujer. Él tiene prohibido incluso el hablar con una mujer en un lugar
solitario. El Señor Caitanya era un sannyasi ideal, y cuando se encontraba en
Puri, Sus devotas ni siquiera podían acercársele para ofrecerle sus respetos. A
ellas se les decía que se postraran desde lejos. Ése no es un signo de odio
hacia las mujeres como clase, sino que el no tener relaciones íntimas con
mujeres es una regla estricta que se le impone al sannyasi. Uno tiene que
seguir las reglas y regulaciones de un determinado estado de vida a fin de purificar
su existencia. El sannyasi tiene estrictamente prohibido el tener relaciones
íntimas con mujeres y el poseer riquezas para el goce de los sentidos. El
propio Señor Caitanya fue el sannyasi ideal, y al estudiar Su vida podemos ver
que Él era muy estricto respecto a las mujeres. Aunque se considera que Él es
la encarnación de Dios más liberal de todas, pues aceptaba a las almas
condicionadas más caídas de todas, no obstante siguió estrictamente los
reglamentos de la orden de vida de sannyasi en lo que se refiere a la relación
con mujeres. Uno de Sus asociados personales, Chota Haridasa, se reunía con el
Señor Caitanya junto con Sus otros asociados personales íntimos, pero de algún
modo ocurrió que, una vez, este Chota Haridasa miró lujuriosamente a una joven
mujer, y el Señor Caitanya era tan estricto, que de inmediato lo expulsó del
grupo de Sus asociados personales. El Señor Caitanya dijo: "Para un
sannyasi o para cualquiera que ambicione salirse de las garras de la naturaleza
material y que esté tratando de elevarse a la naturaleza espiritual e ir de
vuelta al hogar, de vuelta a Dios, para él, mirar las posesiones materiales y a
las mujeres en aras del goce de los sentidos —ni siquiera el disfrutarlas, sino
sólo el mirarlas con esa propensión— es tan malo, que mejor haría en suicidarse
antes que experimentar esos deseos ilícitos". De manera que, ésos son los
procesos para la purificación.
El siguiente punto
es jñana-yoga-vyasvasthiti: el estar dedicado al cultivo del conocimiento. La
vida de sannyasi es para impartirles conocimiento a los casados y a otros que
han olvidado su verdadera vida de adelanto espiritual. Se supone que un
sannyasi mendiga de puerta en puerta para mantenerse, pero eso no significa que
él es un mendigo. La humildad también es una de las cualidades de una persona
que está en el plano trascendental, y es por pura humildad que el sannyasi va
de puerta en puerta, no precisamente para mendigar, sino para ver a los casados
y despertarlos en lo que se refiere al proceso de conciencia de Krsna. Ése es
el deber de un sannyasi. Si él verdaderamente está adelantado y se lo ha
ordenado así su maestro espiritual, debe predicar acerca del proceso de
conciencia de Krsna con lógica y comprensión, y si no se está tan adelantado,
no se debe adoptar la vida de renuncia. Pero incluso si uno ha aceptado la
orden de vida de renuncia sin suficiente conocimiento, debe dedicarse por
entero a oír a un maestro espiritual genuino y cultivar así el conocimiento. Un
sannyasi, o alguien que está en la orden de vida de renuncia, debe tener valor,
sattva-samsuddhi (pureza) y jñana-yoga (conocimiento).
El siguiente
elemento es la caridad. La
caridad es para que la pongan en práctica los jefes de familia. Éstos deben
ganarse la vida por medios honestos, y gastar el cincuenta por ciento de sus
ingresos en propagar el proceso de conciencia de Krsna por todas partes del
mundo. Así pues, el dueño de casa debe darles caridad a las instituciones que
se dedican a eso. La caridad se le debe dar al receptor indicado. Hay diferentes
clases de caridades, tal como se explicará más adelante —caridad en los planos
de las modalidades de la bondad, la pasión y la ignorancia—. Las Escrituras
recomiendan la caridad en el plano de la modalidad de la bondad, pero la
caridad en los planos de las modalidades de la pasión y la ignorancia no se
recomienda, porque ello es simplemente un desperdicio de dinero. La caridad se
debe dar únicamente para propagar el proceso de conciencia de Krsna por todas
partes del mundo. Eso es caridad en el plano de la modalidad de la bondad.
Luego, en lo que
respecta a dama (el autocontrol), no es sólo para las demás órdenes de la
sociedad religiosa, sino en especial para el jefe de familia. Aunque éste tiene
una esposa, no debe usar los sentidos para la vida sexual innecesariamente. Los
jefes de familia tienen restricciones incluso en la vida sexual, la cual se
debe tener únicamente para la procreación. Si el hombre casado no desea tener
hijos, no debe disfrutar de vida sexual con su esposa. La sociedad moderna
disfruta de la vida sexual con anticonceptivos o métodos aún más abominables,
para eludir la responsabilidad de tener hijos. Ésa no es una cualidad
trascendental sino demoníaca. Cualquiera que quiera progresar en la vida
espiritual, incluso una persona casada, debe controlar su vida sexual y no debe
engendrar un niño sin el propósito de servir a Krsna. Si se es capaz de
engendrar hijos que se vuelvan conscientes de Krsna, se pueden producir cientos
de hijos, pero sin esa capacidad no hay que entregarse a ello sólo para placer
de los sentidos.
El celebrar
sacrificios es otra de las cosas que deben hacer los jefes de familia, porque
para los sacrificios se requiere de una gran cantidad de dinero. Aquellos que
se encuentran en las otras órdenes de vida, es decir, brahmacarya, vanaprastha
y sannyasa, no tienen dinero; ellos viven de limosna. De manera que, la
ejecución de diferentes tipos de sacrificios es función de los dueños de casa.
Ellos deben realizar sacrificios agni-hotra tal como se estipula en la
literatura védica, pero en la actualidad esos sacrificios son muy costosos, y a
un casado cualquiera no le es posible llevarlos a cabo. El mejor sacrificio que
se recomienda en esta era se denomina sankirtana-yajña. Este sankirtana-yajña,
el canto de Hare Krsna, Hare Krsna, Krsna Krsna, Hare Hare/ Hare Rama, Hare
Rama, Rama Rama, Hare Hare, es el mejor y el más barato de todos los
sacrificios; todo el mundo puede adoptarlo y beneficiarse con ello. Así que
esas tres cosas, es decir, la caridad, el control de los sentidos y la
ejecución de sacrificios, son para el jefe de familia.
Luego, svadhyaya, el
estudio de los Vedas, es para la vida de brahmacarya, o la vida de estudiante.
Los brahmacaris no deben tener ninguna relación con mujeres; ellos deben llevar
una vida de celibato y ocupar la mente en el estudio de la literatura védica
para el cultivo del conocimiento espiritual. Eso se denomina svadhyaya.
Tapas, o la
austeridad, es especialmente función de la vida retirada. Uno no debe
permanecer como cabeza de familia durante toda su vida; siempre se debe
recordar que la vida se divide en cuatro partes: brahmacarya, grhastha,
vanaprastha y sannyasa. De modo que, después de grhastha, de la vida de casado,
uno debe retirarse. Si uno vive cien años, debe emplear veinticinco en la vida
de estudiante, veinticinco en la vida de casado, veinticinco en la vida
retirada y veinticinco en la orden de vida de renuncia. Ésas son las
regulaciones de la disciplina religiosa védica. Un hombre retirado de la vida
doméstica debe practicar austeridades del cuerpo, de la mente y de la lengua. Eso es
tapasya. La sociedad varnasrama-dharma por entero está hecha para la tapasya. Sin tapasya,
o austeridad, ningún ser humano puede conseguir la liberación. La
teoría de que en la vida no hay necesidad de austeridad, de que uno puede
seguir especulando y todo va a ir bien, no se recomienda ni en la literatura
védica ni en El Bhagavad-gita. Esa clase de teorías las crean espiritualistas
exhibicionistas que tratan de conseguirse más seguidores. Si hay restricciones
—reglas y regulaciones—, la gente no se verá atraída. Por consiguiente,
aquellos que quieren tener seguidores en nombre de la religión, sólo por
exhibicionismo, no restringen las vidas de sus alumnos ni las suyas propias.
Pero ese método no lo aprueban los Vedas.
En lo que concierne
a la cualidad brahmínica de la sencillez, este principio no sólo lo debe poner
en práctica una determinada orden de vida, sino todos los individuos, ya sea
que se encuentren en el brahmacari-asrama, en el grhastha-asrama, en el
vanaprastha-asrama o en el sannyasa-asrama. Uno debe ser muy sencillo y franco.
Ahimsa significa no
impedir la vida progresiva de ninguna entidad viviente. Uno no debe pensar que,
como la chispa espiritual nunca es matada, ni siquiera después de que se mata
el cuerpo, no hay nada de malo en matar animales para el goce de los sentidos.
Ahora la gente está adicta a comer animales, a pesar de tener una amplia
provisión de granos, frutas y leche. No hay ninguna necesidad de matar a los
animales. Este mandamiento es para todos. Cuando no hay otro recurso, se puede
matar a un animal, pero se lo debe ofrecer en calidad de sacrificio. En todo
caso, cuando hay una amplia provisión de comida para la humanidad, las personas
que desean progresar en el campo de la comprensión espiritual no deben
perpetrar actos de violencia contra los animales. Verdadera ahimsa significa no
obstaculizar la vida progresiva de nadie. Los animales también están
progresando en su vida evolutiva, transmigrando de una categoría de vida animal
a otra. Si un determinado animal es matado, entonces su progreso se
obstaculiza. Si un animal tiene que permanecer en un cuerpo determinado durante
un cierto número de días o de años y es matado prematuramente, tiene entonces
que regresar de nuevo en esa forma de vida para completar los días restantes, a
fin de ser promovido a otra especie de vida. De modo que, su progreso no se
debe obstaculizar sólo para que uno satisfaga su paladar. Eso se denomina
ahimsa.
Satyam. Esta palabra
significa que uno no debe tergiversar la verdad por algún interés personal. En
la literatura védica hay algunos pasajes difíciles, pero su significado o su
esencia se debe aprender con un maestro espiritual genuino. Ése es el proceso
para entender los Vedas. Sruti significa que uno debe oír a la autoridad. Uno no
debe elaborar una interpretación por un interés personal. Hay muchísimos
comentarios que se le han hecho a El Bhagavad-gita y que interpretan
erróneamente el texto original. Se debe presentar el verdadero sentido de la
palabra, y ello se debe aprender de labios de un maestro espiritual genuino.
Akrodha significa
contener la ira. Incluso
si existe una provocación se debe ser tolerante, pues en cuanto uno se pone
furioso, todo su cuerpo se contamina. La ira es el producto de la modalidad de
la pasión y de la lujuria, por lo cual aquel que está situado en el plano
trascendental debe evitar que ella lo domine. Apaisunam significa que uno no
debe buscar defectos en los demás o corregirlos innecesariamente. Claro que,
decirle ladrón a alguien que lo es no es buscar defectos, pero decirle ladrón a
una persona honesta es una gran ofensa por parte de alguien que está
progresando en la vida espiritual. Hri significa que uno debe ser muy modesto y
no debe realizar ningún acto que sea abominable. Acapalam, determinación,
significa que uno no se debe agitar o frustrar en ningún esfuerzo. Puede que
uno fracase en algún esfuerzo, pero uno no se debe lamentar por eso; se debe
progresar con paciencia y determinación.
La palabra tejas que
se usa aquí es para los ksatriyas. Los ksatriyas siempre deben ser muy fuertes,
para ser capaces de darles protección a los débiles. Ellos no deben hacerse
pasar por no violentos. Si se requiere de violencia, ellos deben hacer uso de
ella. Pero, en ciertas circunstancias, una persona que es capaz de someter a su
enemigo, puede perdonarlo. Ella puede excusar las ofensas menores.
Saucam significa
limpieza, no sólo en cuerpo y mente, sino también en los tratos de uno. Eso se
refiere en especial a los comerciantes, los cuales no deben tratar en el
mercado negro. Nati-manita, el no esperar honor, se les aplica a los sudras, la
clase trabajadora, que, según las disposiciones védicas, se considera que son
la más baja de las cuatro clases. Ellos no deben envanecerse con un prestigio u
honor innecesarios, y deben permanecer en su propia posición. Los sudras tienen
el deber de ofrecerles respeto a las clases superiores, para la conservación
del orden social.
Todas estas
veintiséis cualidades que se han mencionado son trascendentales. Las mismas se
deben cultivar conforme a las diferentes órdenes sociales y las diferentes
ocupaciones en que cada cual se encuentre. La conclusión de esto es que aunque
las condiciones materiales sean desoladoras, si todas las clases de hombres
cultivan esas cualidades por medio de la práctica, entonces, gradualmente, será
posible ascender hasta el plano más alto de la comprensión trascendental.