En consecuencia,
sabiendo que uno es trascendental a los sentidos, la mente y la inteligencia
materiales, ¡oh, Arjuna, el de los poderosos brazos!, se debe estabilizar la
mente mediante una inteligencia espiritual deliberada [el proceso de conciencia
de Krsna], y así, mediante la fuerza espiritual, conquistar a ese insaciable
enemigo conocido como la lujuria.
Comentario de Srila Prabhupada:
Este Tercer Capítulo
de El Bhagavad-gita dirige de un modo concluyente hacia el estado de conciencia
de Krsna, mediante el hecho de uno conocerse como servidor eterno de la Suprema Personalidad
de Dios, sin considerar que el vacío impersonal es el fin último. En la
existencia material de la vida, es indudable que a uno lo influencian las
propensiones de la lujuria y el deseo de dominar los recursos de la naturaleza
material. El deseo de enseñorearse y de complacer los sentidos es el peor
enemigo del alma condicionada; pero mediante la fuerza del proceso de conciencia
de Krsna, uno puede controlar los sentidos materiales, la mente y la inteligencia. Uno
no debe abandonar repentinamente el trabajo y los deberes prescritos; pero por
medio del desarrollo gradual de conciencia de Krsna, uno puede situarse en una
posición trascendental ---sin que lo influencien la mente y los sentidos
materiales---, en virtud de una inteligencia estable, dirigida hacia la
identidad pura de uno. Ésa es la esencia de este capítulo. En la etapa inmadura
de la existencia material, las especulaciones filosóficas y los intentos
artificiales de controlar los sentidos a través de la supuesta práctica de
posturas yóguicas, nunca pueden ayudar al hombre a dirigirse hacia la vida
espiritual. Él debe ser adiestrado en el proceso de conciencia de Krsna por una
inteligencia superior.
Así terminan los significados de Bhaktivedanta
correspondientes al Tercer Capítulo de El
Srimad Bhagavad-gita, en relación con el
karma-yoga, o el desempeño del deber prescrito de uno con conciencia de Krsna.
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