Verso 36
Arjuna dijo: ¡Oh,
descendiente de Vrsni!, ¿qué es lo que lo impele a uno a los actos pecaminosos,
aun involuntariamente, como si se lo obligara a la fuerza?
Comentario de Srila Prabhupada:
La entidad viviente,
como parte integral del Supremo, es originalmente espiritual, pura y está libre
de toda contaminación material. En consecuencia, por naturaleza, no está sujeta
a los pecados del mundo material. Pero cuando se halla en contacto con la
naturaleza material, actúa sin vacilación de muchas maneras pecaminosas, y a
veces lo hace incluso en contra de su voluntad. Siendo esto así, la pregunta
que Arjuna le hace a Krsna acerca de la naturaleza pervertida de las entidades
vivientes, viene muy al caso. Aunque a veces la entidad viviente no quiere
actuar con pecado, aun así se la obliga a actuar. Sin embargo, las acciones
pecaminosas no las incita la Superalma que se halla dentro, sino que se deben a
otra causa, tal como el Señor lo explica en el verso siguiente.
Verso
37
Comentario de Srila Prabhupada:
Cuando una entidad
viviente se pone en contacto con la creación material, su eterno amor por Krsna
se transforma en lujuria, en asociación con la modalidad de la pasión. O , en otras
palabras, el sentido de amor por Dios se transforma en lujuria, al igual que la
leche, en contacto con el tamarindo, se transforma en yogur. Luego, cuando la
lujuria no es satisfecha, se convierte a su vez en ira; la ira se transforma en
ilusión, y la ilusión hace que continúe la existencia material. Por lo tanto,
la lujuria es el peor enemigo de la entidad viviente, y es únicamente la
lujuria la que induce a la entidad viviente pura a permanecer enredada en el
mundo material. La ira es la manifestación de la modalidad de la ignorancia. Estas
modalidades se manifiestan como ira y demás corolarios. De manera que, si la
modalidad de la pasión, en vez de degradarse hasta el plano de la modalidad de
la ignorancia, se eleva al plano de la modalidad de la bondad mediante el método
prescrito de vivir y actuar, uno puede entonces salvarse de la degradación de
la ira, mediante el apego espiritual.
Esa indagación es el
comienzo de los Vedanta-sutras, en los que se dice: athato brahma-jijñasa, uno
debe investigar acerca del Supremo. Y al Supremo se lo define en El Srimad-
Bhagavatam como janmady asya yato ’nvayad itaratas ca, o "El origen de
todo es el Brahman Supremo". Así pues, el origen de la lujuria también se
halla en el Supremo. Si, por lo tanto, la lujuria se transforma en amor por el
Supremo, o se transforma en conciencia de Krsna o, en otras palabras, en desear
todo para Krsna, entonces tanto la lujuria como la ira pueden ser
espiritualizadas. Hanuman, el gran servidor del Señor Rama, exhibió su ira en
la acción de prenderle fuego a la ciudad dorada de Ravana, pero al hacerlo se
convirtió en el devoto más sobresaliente del Señor. Aquí también, en El
Bhagavad-gita, el Señor induce a Arjuna a utilizar su ira en contra de sus
enemigos, para la satisfacción del Señor. De manera que la lujuria y la ira,
cuando se emplean en el proceso de conciencia de Krsna, se convierten en
nuestros amigos, y no en enemigos nuestros.
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