Dotado de esa fe, él
se esfuerza por adorar a un determinado semidiós, y obtiene lo que desea. Pero,
en realidad, esos beneficios únicamente los otorgo Yo.
Comentario de Srila Prabhupada:
Los semidioses no
pueden darles bendiciones a los devotos sin el permiso del Señor Supremo. Puede
que la entidad viviente olvide que todo es propiedad del Señor Supremo, pero
los semidioses no lo olvidan. De manera que, la adoración de los semidioses y
el logro de los resultados deseados no se deben a los semidioses, sino a la Suprema Personalidad
de Dios, porque Él lo dispone. La entidad viviente poco inteligente no lo sabe,
y, en consecuencia, comete la necedad de acudir a los semidioses en busca de
algún beneficio. Pero cuando el devoto puro necesita algo, le ora únicamente al
Señor Supremo. Sin embargo, pedir beneficios materiales no es un signo de un
devoto puro. La entidad viviente que acude a los semidioses, casi siempre lo
hace porque está loca por satisfacer su lujuria. Esto ocurre cuando la entidad
viviente desea algo indebido y el propio Señor no le complace el deseo. En El
Caitanya-caritamrta se dice que aquel que adora al Señor Supremo y al mismo
tiempo desea el disfrute material, es contradictorio en su deseo. El servicio
devocional que se le presta al Señor Supremo y la adoración de un semidiós no
pueden hallarse en el mismo plano, porque la adoración de un semidios es algo
material, y el servicio devocional que se le presta al Señor Supremo es algo
completamente espiritual.
Para la entidad
viviente que desea regresar a Dios, los deseos materiales son impedimentos a
ello. Por consiguiente, al devoto puro del Señor no se le confieren los
beneficios materiales que desean las entidades vivientes poco inteligentes,
quienes por ello prefieren adorar a los semidioses del mundo material, antes
que ocuparse en el servicio devocional del Señor Supremo.
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