lunes, 6 de julio de 2015

Capítulo 16 - Vesro 23


Aquel que hace a un lado las disposiciones de las Escrituras y actúa según sus propios caprichos, no consigue ni la perfección, ni la felicidad, ni el destino supremo.

 

SIGNIFICADO

Como se describió antes, el sastra-vidhim, o la guía del sastra, se les da a las diferentes castas y órdenes de la sociedad humana. Se espera que todo el mundo siga esas reglas y regulaciones. Si uno no las sigue y actúa caprichosamente llevado por su lujuria, codicia y deseo, entonces nunca será perfecto en su vida. En otras palabras, puede que un hombre conozca teóricamente todas estas cosas, pero si no las aplica en su propia vida, entonces se lo debe conocer como lo más bajo de la humanidad. En la forma de vida humana, se espera que la entidad viviente sea cuerda y siga las regulaciones que se dan para que eleve su vida al plano más elevado de todos, pero si no las sigue, entonces se degrada. Sin embargo, incluso si sigue las reglas, las regulaciones y los principios morales y al final no llega a la etapa en la que se entiende al Señor Supremo, entonces todo su conocimiento se malogra. E incluso si acepta la existencia de Dios, si no se dedica al servicio del Señor, sus esfuerzos se malogran. Por consiguiente, uno debe ascender de a poco hasta el plano de conciencia de Krsna y del servicio devocional; es en ese preciso momento cuando uno puede llegar a la etapa más elevada y perfecta de todas, y de ninguna otra manera.

La palabra kama-karatah es muy significativa. Una persona que viola las reglas conscientemente, actúa llevada por la lujuria. Ella sabe que está prohibido, pero aun así lo hace. Eso se denomina actuar caprichosamente. Ella sabe lo que se debe hacer, pero aun así no lo hace; por consiguiente, se dice que es caprichosa. Esa clase de personas están destinadas a ser condenadas por el Señor Supremo. Esas personas no pueden conseguir la perfección que le corresponde a la vida humana. La vida humana está hecha especialmente para purificar la existencia de uno, y aquel que no sigue las reglas y regulaciones no puede purificarse, ni tampoco puede alcanzar la verdadera etapa de la felicidad.
 

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