Aquel que hace a un
lado las disposiciones de las Escrituras y actúa según sus propios caprichos,
no consigue ni la perfección, ni la felicidad, ni el destino supremo.
SIGNIFICADO
Como se describió
antes, el sastra-vidhim, o la guía del sastra, se les da a las diferentes
castas y órdenes de la sociedad humana. Se espera que todo el mundo siga esas
reglas y regulaciones. Si uno no las sigue y actúa caprichosamente llevado por
su lujuria, codicia y deseo, entonces nunca será perfecto en su vida. En otras
palabras, puede que un hombre conozca teóricamente todas estas cosas, pero si
no las aplica en su propia vida, entonces se lo debe conocer como lo más bajo
de la humanidad. En
la forma de vida humana, se espera que la entidad viviente sea cuerda y siga
las regulaciones que se dan para que eleve su vida al plano más elevado de
todos, pero si no las sigue, entonces se degrada. Sin embargo, incluso si sigue
las reglas, las regulaciones y los principios morales y al final no llega a la
etapa en la que se entiende al Señor Supremo, entonces todo su conocimiento se
malogra. E incluso si acepta la existencia de Dios, si no se dedica al servicio
del Señor, sus esfuerzos se malogran. Por consiguiente, uno debe ascender de a
poco hasta el plano de conciencia de Krsna y del servicio devocional; es en ese
preciso momento cuando uno puede llegar a la etapa más elevada y perfecta de
todas, y de ninguna otra manera.
La palabra
kama-karatah es muy significativa. Una persona que viola las reglas
conscientemente, actúa llevada por la lujuria. Ella sabe que está prohibido, pero aun
así lo hace. Eso se denomina actuar caprichosamente. Ella sabe lo que se debe
hacer, pero aun así no lo hace; por consiguiente, se dice que es caprichosa.
Esa clase de personas están destinadas a ser condenadas por el Señor Supremo.
Esas personas no pueden conseguir la perfección que le corresponde a la vida
humana. La vida humana está hecha especialmente para purificar la existencia de
uno, y aquel que no sigue las reglas y regulaciones no puede purificarse, ni
tampoco puede alcanzar la verdadera etapa de la felicidad.
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