Tan sólo trata de
aprender la verdad acudiendo a un maestro espiritual. Hazle preguntas de un
modo sumiso y prestarle servicio. Las almas autorrealizadas pueden impartirte
conocimiento, porque han visto la verdad.
Comentario de Srila Prabhupada:
El sendero de la
comprensión espiritual es indudablemente difícil. El Señor nos aconseja, por
ello, que acudamos a un maestro espiritual genuino que forme parte de la línea
de sucesión discipular proveniente del propio Señor. Nadie puede ser un maestro
espiritual genuino, si no sigue este principio de sucesión discipular. El Señor
es el maestro espiritual original, y una persona que forme parte de la sucesión
discipular, puede comunicarle a su discípulo el mensaje del Señor tal como es.
Nadie puede llegar a la iluminación espiritual mediante un proceso que él mismo
haya manufacturado, como lo estilan farsantes necios. El Bhagavatam (6.3.19)
dice: dharmam tu saksad- bhagavat-pranitam, el sendero de la religión lo
enuncia el Señor directamente. De manera que, la especulación mental o los
argumentos áridos no pueden ayudarlo a uno a encontrar la senda correcta. Ni
puede uno progresar en la vida espiritual mediante el estudio independiente de
libros de conocimiento. Para recibir el conocimiento, uno tiene que acudir a un
maestro espiritual genuino. A un maestro espiritual de esa índole se le debe
aceptar con plena entrega, y uno debe servir al maestro espiritual como un
sirviente ordinario, sin vanidad. Satisfacer al maestro espiritual
autorrealizado es el secreto del avance en la vida espiritual. Las preguntas y
la sumisión constituyen la combinación idónea para lograr la comprensión
espiritual. A menos que haya sumisión y servicio, las preguntas que se le hagan
al maestro espiritual versado no serán eficaces. Uno debe ser capaz de pasar la
prueba del maestro espiritual, y cuando el maestro ve el deseo genuino del
discípulo, automáticamente lo bendice con genuina comprensión espiritual. En
este verso se condenan tanto la adhesión ciega como las preguntas absurdas. No
sólo debe uno oír sumisamente al maestro espiritual, sino que también se debe
llegar a comprender claramente lo que él dice, con sumisión, servicio y
preguntas. Un maestro espiritual genuino es por naturaleza muy bondadoso con el
discípulo. Así pues, cuando el estudiante es sumiso y siempre está dispuesto a
prestar servicio, la correspondencia del conocimiento y las preguntas se vuelve
perfecta.
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