Comentario de Srila Prabhupada:
El Brahman es
indestructible, existe eternamente y su constitución no cambia en ningún
momento. Pero más allá del Brahman se encuentra el Parabrahman. El Brahman se
refiere a la entidad viviente, y el Parabrahman se refiere a la Suprema Personalidad
de Dios. La posición constitucional de la entidad viviente es diferente de la
posición que ella adopta en el mundo material. En medio de la conciencia
material, ella tiene la naturaleza de tratar de ser la ama de la materia, pero
en medio de la conciencia espiritual, conciencia de Krsna, su posición es la de
servir al Supremo. Cuando la entidad viviente tiene conciencia material, tiene
que adoptar diversos cuerpos en el mundo material. Eso se denomina karma, o la
creación variada realizada por la fuerza de la conciencia material.
En la literatura
védica, a la entidad viviente se la llama jivatma y Brahman, pero nunca se la llama Parabrahman. La
entidad viviente (jivatma) adopta diferentes posiciones: a veces se sumerge en
la oscura naturaleza material y se identifica con la materia, y a veces se
identifica con la naturaleza espiritual superior. Por eso se la llama la
energía marginal del Señor Supremo. Según se identifique con la naturaleza
material o con la espiritual, recibe un cuerpo material o uno espiritual. En la
naturaleza material puede adquirir un cuerpo de entre cualquiera de las
8.400.000 especies de vida, pero en la naturaleza espiritual sólo tiene un
cuerpo. En la naturaleza material, a veces se manifiesta como hombre, semidiós,
animal, bestia, ave, etc., conforme a su karma. A veces, con el fin de ir a
planetas celestiales materiales y disfrutar de las facilidades que hay en
ellos, realiza sacrificios (yajña), pero cuando su mérito se agota, regresa de
nuevo a la Tierra en la forma de un hombre. Ese proceso se denomina karma.
El Chandogya
Upanisad describe el proceso védico de los sacrificios. En el altar del
sacrificio, cinco clases de ofrendas se convierten en cinco clases de fuego. A
las cinco clases de fuego se las concibe como: los planetas celestiales, las
nubes, la tierra, el hombre y la mujer; y las cinco clases de ofrendas del
sacrificio son: la fe, el que disfruta en la Luna, la lluvia, los granos y el
semen.
En el proceso del
sacrificio, la entidad viviente hace sacrificios específicos para ir a planetas
celestiales específicos, y, en consecuencia, llega a ellos. Cuando el mérito
del sacrificio se agota, la entidad viviente desciende a la Tierra en forma de
lluvia, luego adopta la forma de granos, los granos son comidos por el hombre y
se transforman en semen, y el semen fecunda a una mujer, con lo cual la entidad
viviente consigue una vez más la forma humana, para realizar sacrificios y
repetir así el mismo ciclo. De esa manera, la entidad viviente va y viene perpetuamente
por la senda material. Sin embargo, la persona consciente de Krsna evita esos
sacrificios. Ella emprende directamente el proceso de conciencia de Krsna, y
con ello se prepara para ir de vuelta a Dios.
Los comentaristas
impersonalistas de El Bhagavad-gita suponen de un modo irrazonable que, en el
mundo material, el Brahman adopta la forma de la jiva, y para fundamentar esto
se refieren al Capítulo Quince, verso 7, del Gita. Pero en ese verso, el Señor
también habla de la entidad viviente como "un fragmento eterno de
Mí". El fragmento de Dios, la entidad viviente, puede caer en el mundo
material, pero el Señor Supremo (Acyuta) nunca cae. Por lo tanto, esa
suposición de que el Brahman Supremo adopta la forma de la jiva, no es
aceptable. Es importante recordar que en la literatura védica se distingue al
Brahman (la entidad viviente) del Parabrahman (el Señor Supremo).
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